NUESTRO MIEDO A LA MUERTE. Si hay algo de lo cual podamos estar total y plenamente convencidos, es que en algún instante de nuestras existencias moriremos. No obstante, y a pesar de la certeza y de lo inevitable de nuestro óbito, actuamos y vivimos como si nuestro deceso nunca llegará, es decir que fantaseamos con la idea de que la parca pasará a nuestro lado, pero que tal vez nos pueda dejar tranquilos, permaneciendo aquí todo el tiempo que nos plazca. Ante la evidencia de lo evidente, humanamente, le damos la espalda al hecho de la muerte y sobre todo a nuestro morir. De facto, el sentido de la muerte es que es el final de nuestras vidas. La realidad es que la muerte, no existiría, ni tendría lugar y mucho menos sentido y significado sin haber vivido previamente la vida. Sin vida, no hay muerte. A pesar de saberlo, tendemos a vivir la vida como si esta durara para siempre, y por ello apenas si la valoramos en su total plenitud, más bien hacemos todo lo contrario, ...
PSICOLOGÍA Y PSICÓLOGOS. Huelga decir que tanto el campo como el ámbito de la psicología, y en consecuencia el de los psicólogos y psicólogas, se encuentra conectado con la complejidad que la vida y la existencia presentan y ofrecen diariamente al ser humano. Con toda la diversidad que despliega el ecosistema humano, los profesionales de la psicología, tendemos a olvidarnos de la complejidad a la que la propia vida se abre, describiendo y concibiendo la dimensión social y a los humanos que en ella se desarrollan, en absurdas categorías que nuestra mente construye y elabora. Como si la complejidad, nos asustara, nuestras mentes se refugian en la polaridad teórica que ofrece el modelo. El mapa psicológico, nos ofrece la aparente seguridad y certeza, que la vida real y autentica, jamás nos ofrecerá. Por ello nos apegamos al modelo teórico, a pesar de que sabemos que no responde, ni se acerca a la realidad humana relacional. Categorizamos la vida en compartimentos es...
¿EL POR QUÉ DE LA DESIGUALDAD ENTRE HUMANOS?. Es un hecho, que los diversos ecosistemas que los humanos hemos logrado concretar para la organización y existencia de nuestras vidas en común y en comunidad, desde sus comienzos, se han visto claramente marcados y caracterizados por la desigualdad reinante e imperante entre las personas que integramos y constituimos dichos ecosistemas. La disparidad es tal y tan evidente, que nadie discute y cuestiona tales diferencias, hasta el extremo de que han sido asumidas y por lo tanto normalizadas, llegándose a considerar y por supuesto a creer que desde que el mundo es mundo, “siempre han existido, ricos y pobres”. Una supuesta evidencia que por lo demás, resulta tan falaz e incierta, como la propia y burda manipulación que se ha fabricado sobre la misma, convirtiéndose en un fraude y en un engaño la propia falacia, debido a que desde el origen y por lo tanto desde el surgimiento del humano, ni nacio y ni tan siquiera se creó...
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